Cesar Cáceres Dagnino
Por Posgrado y Extensión. 04 agosto, 2017.Columna de Opinión escrita por Cesar Cáceres, docente del Programa de Especialización en Gestión del Talento Humano. Publicada en el Diario El Peruano, el 24 de junio del 2017.
Los tiempos están cambiando algunas cosas y, sobre todo, en temas relacionados con la familia. Pero todas las épocas han sido siempre agentes de cambio, que a menudo denominamos progreso y este probablemente no se detenga y obligue a las familias a tener una constante adaptación a las nuevas situaciones que se nos van presentando.
Uno de los aspectos sociales más discutidos es la posibilidad de compatibilizar los ámbitos profesionales de los cónyuges con sus obligaciones familiares. Es un problema cada vez más generalizado. Debemos reflexionar si seremos capaces de conseguir que esos dos mundos, que ocupan gran parte de nuestra vida, no entren en conflicto, sino que ambos supongan un equilibrio de beneficios y exigencias de uno y otro.
Los ámbitos familiares y profesionales siempre han existido y las familias se han desarrollado perfectamente en ellos. Lo que ha cambiado y que ha contribuido a provocar ese intenso debate actual, ha sido la incorporación de la mujer en el mundo laboral.
Este hecho ha tenido diversas consecuencias en el entorno familiar, en especial en el uso del recurso más escaso y limitado en la sociedad actual: el tiempo para la familia.
Si bien la incorporación de la mujer al mundo laboral, ha ocasionado desequilibrios en la familia, ha aportado a éste valores propios de la feminidad, que llegan a la sociedad a través del trabajo y las relaciones laborales, como pueden ser su mayor capacidad para trabajar en equipo, su percepción de una relación laboral más de igual a igual y no tanto de arriba abajo, su mayor sensibilidad a las formas, su mayor capacidad de diálogo, entre otros aportes.
Otro beneficio de esta situación ha sido la toma de conciencia de la paternidad por parte del hombre y de la empresa, al tener que pensar en la maternidad, que la mujer no abandonará por mucho que se incorpore a un trabajo con estándares masculinos. En este sentido, la mujer es un gran ejemplo para el hombre.
Todo esto nos exige una mayor planificación y organización de la vida familiar y un gran esfuerzo para conseguir el estilo de vida y de familia que deseamos. Hoy día el equilibrio trabajo-familia es fuente de discusión constante. Vemos un especial interés para encontrar soluciones. Sin embargo, muchas de esas soluciones requieren decisiones familiares y personales para las que, a veces, no estamos preparados.